lunes, 10 de julio de 2006

REENCUENTROS

Nos volvimos a ver, volvimos a hablar, acompañados por un café, como siempre lo habíamos hecho. Y fue uno de los mejores cafés en mucho tiempo. Lo nuestro, sin lugar a dudas, en el ámbito de la amistad fue un auténtico flechazo de almas, conectando de seguida, enriqueciéndonos mutuamente a lo largo de los años, por sincronicidad, por ese destino que escribe hoja a hoja la historia de nuestro cenit.

Han habido, a lo largo de estos años, espacios de tiempo, más o menos largos, en los que no nos hemos visto, ni podido hablar, pero nunca ha sido una pérdida real de contacto, siempre hemos sabido como encontrarnos, dónde buscarnos, siempre que así lo quisiéramos. Una llamada, una visita y ese instante que se mantenía en reposo, congelado, viajando cómo un simple pasajero entre esos océanos de tiempo, volvería al puerto del cual había partido, para retomar el momento exacto y preciso en que se dejó esa última conversación.
Tantas cosas por contar, que las palabras parecían no querer guardar un orden, esperar su turno para salir por los labios, y empecé a mezclar cosas, conceptos, frases inacabadas, continuadas luego, más tarde, cuando podía, cómo si fuera uno de esos comics antiguos de los años 50, que semana a semana se nos contaba una historia central entrelazada con otras de paralelas, para crear emoción, expectativa, para no dejar pasar ni una sola semana sin nuestro tebeo. Pues me sucedió algo parecido, espero lo sepa perdonar, entender, y ese encuentro haya, mejor dicho signifique un volver a tener ese contacto permanente y saber que estamos los dos ahí para cuando alguno de nosotros quiera quedar para hablar, y reanudar esa amistad que nunca se ha perdido.

Gracias Daniel, por esos 40 minutos intensos, por esas palabras que siempre me han reconfortado el corazón, y por esos consejos que nuca han sido erróneos, pero sobretodo por no juzgarme y escuchar aquello que mi vida ha querido contarte. Gracias de nuevo con el corazón en una mano y mi alma en la otra. No sabes cuanto he llorado viendo pasar el tiempo sin poder detenerse para volvernos a ver. Espero que ese café sea el reencuentro de tantos otros que vendrán en breve.