miércoles, 13 de diciembre de 2006

EL INSTANTE Y EL SUSURRO DE LAS ALMAS


Los meses siguen pasando, por propia inercia, dándome la razón en muchas cosas que he dicho, consejos que he dado y que me han pedido, o en pensamientos que me he guardado para mi, pero que también he acertado. No se trata de ser más o menos listo, no es el caso. Todo cae por su propio peso, y eso es una realidad física al menos en nuestro Universo.

Ese microcosmos que día a día creamos o bien que intentamos rehacer para pensarnos que no estamos solos, se empieza a desmoronar para algunos/as y entonces sólo les queda chillar, pero no por mucho chillar se te oirá mejor, sobretodo si tenemos presente que la humanidad ha perdido esa capacidad de escucharse unos a otros, haciendo que la capacidad de entender, de respetar, de perdonar, de salvar, se atrofie malogrando años de avances metafísicos y oníricos.

A muchos/as eso quizás no les importe demasiado, hasta que se dan cuenta que sin saber porqué se les ha vaciado el alma, y su existencia parece no tener un rumbo claro y firme; es entonces el motivo por el que no les queda más opción que la de gritar bien fuerte, sin ser conscientes que se han alejado tanto que desgraciadamente siempre estarán solos/as, y no se les oirá nunca más, llevándose el aire con pulso firme, sus plegarías de reconciliación con el resto del planeta.

Es por eso que cada día que pasa me doy más cuenta que tengo un problema, y de los serios, y que por alguna magia del destino en multitud de ocasiones veo las cosas antes de que ocurran, no ocurre siempre, sólo cuando las neuronas se topan en ese justo instante con las señales que nuestro cenit o el de alguien deja escrito a modo de guión de la vida, de aquello que nos rodea, de aquello que nos empapa de sentimientos, y por sincronicidad descifro ese código oculto en la mente, para segundos después ver con claridad las respuestas y los acontecimientos, y ver ese mundo paralelo que se escondía oculto entre bambalinas.

Algunos autores lo llaman Premonición, otros simple intuición desarrollada, o capacidad de agudeza visual y descifrar los códigos gestuales y del habla. No sabría deciros cual es la opción o teoría cierta, pero en mi búsqueda personal hacía el saber, sólo he conseguido confundir más un idea que ya tenía desde el principio. Ni leyendo el último libro de Soren Kierkeggard, o los libros del psiquiatra norteamericano el Dr. Oliver Sacks, he conseguido saber con certeza, porque en ciertos momentos de nuestra vida se despiertan ciertos sentidos que desconocíamos poseer, y vemos las cosas de otro modo, incluso respiramos distinto y nuestra concepción del mundo que nos rodea se modifica de repente, como cuando en un arrebato de furia mientras pintas un cuadro decides romper el lienzo y empiezas de nuevo, sólo que en este caso no he roto el lienzo si no que he pintado encima, para recordar y tener presente siempre aquel que fui, y aquello que viví para no mostrarlo nunca más.

Quizás sólo con los libros de Carl Gustav Jung consiga acercarme a una visión más oriental del alma y ese prisionero que somos nosotros mismos y que habita un cuerpo que a veces no hacemos nuestro, ni nos gusta, ni lo aceptamos pero que malvivimos con él por haber sido despechados en el cielo antes de nacer.

La DespedidaManu Chao

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quien no se ha encontrado vacío en algún momento concreto...

A mi me ha pasado, pero uno se repone al recordar que siempre tiene a gente apoyándole, como tú has hecho conmigo en muchas ocasiones ;)

La Quinta Columna dijo...

Esa es la verdadera magia amigo xD.

El vacío esta para llenarlo :))))
no te has de creer que tu vida está o es vacía, eso es una ilusión que si te la crees no te dejará salir.

Anónimo dijo...

Todos nos sentimos vacios, eso está clarisimo. Lo malo es que algunas veces no lo estamos tanto y otros nos lo hacen creer.
En fin, que hay que llenar la vida de ilusiones, amistades y pequeñas cosas que nos hagan sonreir, o lo pasaremos mal.