Cada inicio de año solemos desear lo mismo. No nos damos cuenta, pero pedimos los mismos deseos un año tras otro, justificando con ilusiones lo mejor o peor que nos haya ido el anterior, sin recordar que ha habido de mucho mejores o incluso de infinitamente peores. No tenemos memoria, o al menos de vez en cuando parece que la tenemos de pez.
Empezamos el día 1, después de la resaca descomunal, a pensar y hacer el verdadero balance del año anterior, anotando el la libreta de la cabeza los deseos o acciones a realizar en el que estrenamos. Y sigo diciendo que pedimos lo mismo: mirar de comer menos, dejar de fumar, encontrar una pareja que nos respete y nos quiera de verdad, dinero o un mejor trabajo para conseguirlo, estudiar un idioma, volver a coger los libros que hemos ido poniendo en las estanterías, en ese olvido de las letras impresas, o bien deseamos poder cambiar de casa, o que encuentren una cura para nuestros males, y luego la salud. Siempre en última posición, como si la regalasen o viniera implícita en el mismo pack de los deseos.
Puede ser que ese sea el mayor error a tanta infelicidad. El desear todas estas cosas, sin reparar que quizás no nos damos cuenta que lo más importante es la salud, y que lo demás hay que ganárselo a pulso, con sudor, con esfuerzo, con ilusión, con tenacidad y constancia, pero con voluntad de conseguirlo, y no caer derrotados a la mínima de cambio. El viento siempre sopla, unas veces muy fuerte, otras con forma de huracán, y a menudo de modo imperceptible, pero siempre sopla, aunque sólo sea para trasportar de un lado a otro las voces de aquellas almas que han dejado de soñar, de ilusionarse, de creer en algo muy superior a todo, que no es más que uno/a mismo/a.
Nuestra verdadera esencia radica que conocernos muy bien nuestro interior, y el resto sólo es estar atento/a a las señales de la vida, a los trenes que se nos cruzan y que decidimos o dejar pasar o subirnos o bajarnos de él. Todo son elecciones, no hay nada cerrado, no hay nada seguro, es un riesgo que ha de asumirse al hacerse mayor. Y no todo el mundo lo consigue, hay personas que nunca se harán mayores, y los motivos de ello sólo reside en su interior; pero claro, la autocrítica duele a veces más que el tirón de orejas del exterior de aquellos que nos conocen.
No queremos ser sinceros con nuestro verdadero yo. Nos entristece si las cosas no parecen funcionar como pensábamos. Y la actitud que mantenemos es distinta ante la vida. En los pequeños detalles, en las pequeñas cosas que nos pasan está lo verdaderamente maravilloso de esta existencia. Nunca deberíamos dejar de ser niños, al menos, en como miramos al mundo, y poder volver a llorar mientras vemos una puesta de sol, y las nubes de color rojo anunciando lluvia o viento; o simplemente llorar mientras una noche sacamos la cabeza por la ventana y vemos esa Luna tan hermosa, tan llena de pureza pese a su distancia que no podemos evitar llorar por poder ser capaces de sentir eso, y no solamente ver un astro natural que sólo vemos de noche y de vez en cuando al alzar la cabeza.
Detalles, minucias, pequeños actos, pequeñas palabras, que llenan más que cualquier monumento enorme de hipocresía social erigido por algún arquitecto que no conoce nada de la vida, por ese sacerdote que no escucha ni comprende, por ese/a amigo/a que nos adula hasta que pillamos sus falsedades y sus mentiras.
Todo son detalles, que unidos los trozos forman la felicidad que algunos anhelan encontrar. Todo influye en hacernos sentir bien, y los deseos deberían ser precisamente eso deseos, nunca un objetivo final. Desear está bien, pero para materializarlo hemos de creer que lo conseguiremos, y cuando lo tengamos no olvidarlo en un cajón de la memoria perdido de la mano de algún Dios despreocupado o atareado en otros menesteres. Se han de cuidar, se han de regar con amor, se han de proteger del tiempo y del clima adverso, se han de amar de un modo incondicional.
Para este año, sólo he pedido, que la gente consiga aquello que le falta, que necesita de verdad y no lo que desea poseer. Y he pedido que les den fuerzas a estas personas para alcanzar su objetivo, y que puedan luchar en igualdad de condiciones para que su alma vuelva a renacer de las cenizas y del pozo que parecen haberse caído.
EXHALE -- BSO Waiting to Eaxhale
4 comentarios:
Esperemos que no nos falte salud para disfrutar de esos pequeños momentos, que seguro, seran muchos.
Mucha suerte para el 2007 amigo ;)
Yo para el 2007 deseo poca cosa, salud y "que me quede como estoy", creo que eso es más que suficiente. Por suerte ya descubrí los placeres de disfrutar de las pequeñas cosas.
Aunque eso no quita que vaya en busca de hipotecarme, pero todo llegará...
¡Feliz año!
Igualmente a los dos :))))
Espero que os traigan muchas cosas los reyes jejejeje
Me quería unir a las felicitaciones, espero que este nuevo año venga cargado de todas las cosas buenas para todos, y especialmente de salud, que como bien dices, no se mira hasta que no falla.
Feliz año nuevo.(aunque algo atrasado je,je)
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