lunes, 25 de septiembre de 2006

EL ARTE DEL BRICOLAJE: o PERDER LA MAÑANA EN LA FERRETERÍA


A lo largo de los años he ido constatando mi teoría que ir a comprar en una ferretería de barrio, produce el mismo poder soporífero que hacerlo en una gran superficie, ya sea en el Leroy Merlin, o el Akí, tanto da. Aunque vayas sólo a hacer una copia de las llaves, y ahí estaremos de acuerdo que se trata de una operación que por la dificultad mínima que entraña no debería de exceder de los 5 min.; pues bien, se puede llegar a estar con una sola llave unos 15 min. de reloj, algo asombroso si tenemos en cuenta que utilizan una de las llaves como plantilla y todo lo hace la maquina, sólo hay que moverla levemente y darle un contoneo para que la mola haga su efecto duplicador.

Pues mi teoría es que todos los empleados que hacen copias de llaves deben de llevar dentro el alma de un genio escultor desaprovechado, o son simples amebas que se duermen viendo el poder hipnótico del disco girando a velocidades imperceptibles por el ojo humano. Deben de pensar que trabajan en el taller de un gremio orfebre o bien que son la reencarnación de Fabergué.
Sencilla y llanamente, no comprendo el tiempo que necesitan para hacer el dichoso duplicado y que encima la llave te cuesta 12€ porque es de las nuevas de seguridad, cuando no reparamos en el hecho que una buena barra de hierro y un poco de maña, no hay puerta que se resista para cualquier ladrón curtido con la experiencia y el oficio bien aprendido.

Cada vez que se me estropea algo, o necesito el recambio para un utensilio, o adquirir un nuevo tipo de destornillador para un solo puñetero modelo de armario que solamente admite un tipo único de tornillo. Con suerte lo encontrarás en la primera ferretería que visitamos, con suerte repito, ya que de no ser así te paseas tu ciudad y las colindantes en busca del destornillador perdido, o del tornillo, entrando a preguntar en un total de 8 santuarios del buen aprendiz en bricolaje casero. Ahí podríamos debatir durante semanas, cómo es posible que sólo necesitando 2 tornillos has de quedarte con un paquete de 35 tornillos iguales que nunca usarás a no ser que tengas o unos críos muy salvajes o un morbo especial en comprar el mismo tipo de mueble. Pues nada, al cajón de las herramientas, olvidados a lo largo de décadas y mutando de color, del plateado más bonito al ocre más asqueroso y enmohecido.

Nunca sumamos, no es un ejercicio muy habitual que digamos, pero si contamos lo que supuestamente nos ahorramos en su momento en la adquisición del maldito mueble, en comparación al otro modelo estándar que también nos gustaba, pero que era de los clásicos en diseño, y si le sumamos al producto comprado, el destornillador especial sólo para ese armario, la caja de los 35 (menos 2 que necesitamos para el remiendo chapuza), la ampliación de la caja de herramientas en una más grande porque ya no nos cabe tampoco el martillo gigante tipo Thor que hemos comprado de saldo en un Cash Converters, y que a no ser que tengamos tendencias suicidas o psicópatas (o nos presentemos en una cena de empresa con una bata blanca de médico presentando la perfomance “Macedonia Mágica”) no usaremos nunca en nuestra vida. Si sumamos todo esto, nos daba incluso para hacernos el mueble a medida en cualquier carpintería profesional.

A veces he soñado despierto que entro en una ferretería a una hora y salgo 7 años más tarde, envejecido, desorientado, y con dos kilos de tornillos de más en los bolsillos, esperando que nadie se haya dado cuenta de mi pequeño hurto, justificándome que debido al retraso en la atención recibida por parte de los empleados ha hecho que intente coger el material que creo voy ha necesitar los próximos 15 años cómo botín de guerra por los daños psicológicos causados.

En fin, que este fin de semana he de ir a buscar una bombilla, y el día antes iré a comprar al supermercado, mentalizándome por la noche que voy a perder casi seguro la mañana del sábado entera en una ferretería antes no me atienden, me vayan a buscar a la trastienda la bombilla, que fíjese usted por dónde es la única que no hay a mano, me hagan el papel para que pase por caja, después de buscar en un libro parecido al registro civil (enorme y algo inútil en la sociedad tecnológica en la que vivimos) y encuentre el importe, la referencia y el nombre exacto de la bombilla y me indique que vaya a la caja a abonar mi flamante adquisición (nunca mejor dicho) de una bombilla de bajo consumo, haciendo una cola similar a cualquier servicio de urgencias de un Hospital.

Recuérdenme que cuando sea el feliz y único agraciado del boleto de la Loteria primitiva, me compre una ferretería entera solamente para tenerlo todo mano, ordenado y en plan self service vaya yo mismo a buscarme lo que necesito. No se preocupen, que no abriría la tienda, estaría cerrada en mi enorme garaje.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi las ferreterias me ponen de los nervios... y no has comentado su olor. Tienen un olor especial, mezcla de serrin, aguarras y otros olores que solo allí se pueden encontrar. Tengo la impresión de que deben lanzar al aire algún tipo de ambientador con "olor a ferreteria".

saludos.

La Quinta Columna dijo...

Efectivamente huelen raro, un edor a una infinidad de productos. Quizás escriba sobre ello :))))

Anónimo dijo...

En mi caso, para duplicar una de mis llaves, aparte del clavo (también son caras de narices) debo cruzar media ciudad, hay sólo unos simpáticos que tienen la exclusiva del tema... para más coña, he necesitado sus servicios 3 veces, las 3 veces en locales diferentes, suerte que dejaban informados a los negocios que cogían su local...

Gabi.

La Quinta Columna dijo...

En mi antigua ciudad (dónde nací, pero dónde por suerte ya no resido) hay un sitio monotemático de llaves con el sugerente nombre de "DUPLICATS" (=Duplicados),las encuentras todas, de todos los colores, de aluminio, de todo, pero el tío es terriblemente lento y si necesitas una placa para el buzón de la escalera o para la puerta de entrada, dale dos semanas mínimo. Antes imposible.