viernes, 17 de noviembre de 2006

BAILANDO EN LA LUNA


Hace unos meses que estoy embarcado en distintas cosas, unas de un futuro laboral mucho más bueno, otras personales, a nivel sentimental. Estoy embriagado de momentos frenéticos, mágicos, por ambas cosas, y no puedo hacer otra cosa que sonreír sin parar y sin poder evitarlo. Me siento como un astronauta que tiene la oportunidad de viajar a la Luna y pasarse unos días paseando tranquilo por su superficie, pensar y disfrutar de las magníficas vistas. Sentarse en una roca lunar y mirar a la Tierra de lejos, pensando que deben estar haciendo en ese instante los millones de personas que la habitan.

Es divertida esta situación, no pensaba que en tan poco tiempo me sentiría de este modo. He visto un mundo diferente, una existencia distinta. Quizás sea por haber viajado al espacio y ver la Tierra desde otra perspectiva distinta. No es un sueño, no se trata de una ilusión, ni tampoco un delirio o momento de locura. Es real. Se puede palpar, se puede analizar, se puede ver. Y eso me gusta. Me faltan cosas, lo sé, soy consciente de ello, pero todo llega, no tengo prisas, si algo tengo es paciencia, y por suerte eso no me quita el sueño.

Me faltan cosas y hay cosas que tenía antes que me gustaban mucho, pero las pierdes a veces sin saber el motivo exacto. No puedes tenerlo todo, ni retener aquello que no quiere ser retenido. Nuestro camino sigue hacía delante. Hacer círculos, volver hacia atrás, sólo entorpece nuestro avance natural, nuestra inercia a continuar pese a todo. Aprendemos de nuevo a no darnos por vencidos, a no hundirnos. Esa parte ya no será nunca la misma, y ese pedazo de tu existencia no se te es devuelta; has de empezar a vivir con ello, a olvidarlo, a no recordar aquello por lo que un día sufriste tanto, aquello por lo que lloraste hasta pensar que no te quedaban más lágrimas y la sensación de ahogo era insoportable. Superarlo, no hay más, seguir con tu vida con la mejor de las sonrisas en el rostro. Hay gente que seguro, por desgracia, esta peor que tú.

El agua nos limpia, nos purifica, nos quita aquello que tenemos delante de los ojos y que no nos permite ver nada para seguir caminando, para devolver el color, y los colores a nuestra vida. Y lo mejor en estos caos es olvidar, es guardar toda esa información de sentimientos, situaciones, risas, palabras, y encajarlas dentro de cajas de cartón para guardarlas en el sótano de la memoria, por si alguna vez has de consultar algo, sólo a modo de repaso, no para poder sentir o experimentar lo mismo, eso es imposible, porque inevitablemente tu ya no eres el mismo. Pero no importa ese es el destino, y ha de ser aceptado, comprendido y asumido. Tu felicidad futura dependerá de la posición que quieras adoptar ante estas situaciones.

Nos pasamos a veces más tiempo con cara de palo, frunciendo el ceño, malhumorados, amargados, intranquilos, asqueados, que por ejemplo riendo, siendo amables con la gente, cuidando aquello que nos gusta hacer para pasar un rato agradable; y entonces olvidamos volver a leer aquello que nos gustaba, sentarse con un café a escuchar música con los pies encima de la mesita del comedor, sorbiendo pequeños sorbos de café, ponerse una película y llorar desconsoladamente sin miedo al que pensarán, riendo a carcajada limpia. Lo olvidamos. No lo mantenemos, sabiendo que hace tiempo eran cosas que hacían que nos lo pasásemos bien, que nos relajaba, que pertenecían a esos hobbies que siempre pensábamos mantendríamos de mayores pero que perdemos a lo largo de los años por darle demasiada importancia a ciertas cosas cuando en realidad si nos paramos a pensarlo no la tienen.

De momento seguiré pensando cuando volveré a bailar encima de la Luna.


Dancing In The Moonlight -- Thin Lizzy

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando tengas pensado ese viaje a la luna me avisas, así no irás sólo, yo te acompaño.

La Quinta Columna dijo...

Te apunto como copiloto para escuchar música de la buena mientras subímos en el cohete y cuando lleguemos a las estrellas con el transbordador espacial, apagueramos los motores para flotar durante el rato y haremos igual que el anuncio de BMW "¿te gusta conducir?" a disfrutar de la serenidad y la paz del universo.

Anónimo dijo...

En la luna hay selenitas que duermen en casas de papel albal y se acuestan con bocadillos de cinco sabores. Me lo dijo un saxofonista negro mientras tocaba Mr. Browmstone.

La Quinta Columna dijo...

Que saxofonista más listo por Dios!! ese también ha ido a la Luna de paseo. Te lo recomiendo encuentras lo que no hay por estos lares.