Caramba, pensaba que si ayer me iba temprano a la cama podría levantarme mejor hoy, pero visto como estoy me doy cuenta que no lo he conseguido. Sigo con una tontería encima que no hay manera humana de quitármela de encima. He soñado, y mucho, porque soy consciente de ello, pero no consigo acordarme de que con exactitud. No soy capaz por mucho que lo intente. Y claro está que cuando lo intentas tanto acabas por confundirte y recuerdas haber soñado algo que en realidad soñaste hace dos semanas. Si no es que te lo inventas, que también puede ser.
Ayer hablaba con mi mejor amiga mientras me tomaba un té chino con aroma de canela el cual estaba exquisito, mi amiga también claro, y su compañía aún mejor (espero si lee esto no se moleste y me deje los dientes tal y como los tengo, bien puestos y todos seguidos, no quiero tener la dentadura que parezca un piano). A lo que iba, le comenté que el domingo por la noche me puse una película en DVD del actor chino Jet Li, en concreto el film era Fearless (mirad de alquilarla en el videoclub –haya cada uno con su corazón pirata, la pata palo, el parche en el ojo, el loro y el eMule-). Está basada la película en una historia real de uno de los maestros en Wu Shu.
Hace algún tiempo escribí un artículo sobre filosofía Japonesa y el arte del Bushido, que obedecía a las lecturas que realizo del tema y que me apasiona cada vez más la cultura oriental (ya sea China, Japonesa, o Índia), el arte Zen, y la filosofía que hay detrás de las artes marciales. De esta búsqueda de saber que procuro mantener en constante evolución os puedo comentar para poneros en situación que el término chino para las artes marciales, es Wu Shu (Artes Guerreras). En 1928 esta denominación fue cambiando por Kuo Shu (Artes Nacionales). Y en 1951 volvió a denominarse Wu Shu de nuevo. En la Antigua China se exigían a los instructores ser Maestros en, por lo menos, treinta principios, antes de poder enseñar a sus alumnos. Hasta hace poco tiempo la enseñanza del verdadero Kung-Fu, era impartida por los chinos únicamente, dentro de los círculos esotéricos, políticos, familiares o sectas secretas; los blancos no podían entrar en estas asociaciones. De ahí a lo visto en Matrix han pasado en realidad pocos años aunque algunos piensen lo contrario.
Si podéis os recomiendo el visionado de esta película que os comentaba de Jet Li y entenderéis porque hoy os he soltado este rollo. Pero aunque tenga últimamente muy arraigada esa filosofía oriental de tranquilidad, serenidad y búsqueda del saber, sigo por desgracia teniendo un día tonto (a falta de una palabra mejor que defina esta engorrosa situación personal). Os puedo asegurar que aparte de mi ingestión ocasional de Cardhu, el resto de días realizo una combinación de líquidos sanos. A saber: Agua mineral, café, y de vez en cuando un buen té. Y los días que quedo con alguien después del trabajo o tomo una tónica o una cerveza (depende de la compañía). Así que la excusa, es que voy medio mamado, o me meto en el cuerpo sustancias ilegales, no cuela, como mucho aspiro grandes bocanadas de vida, eso que la gente no sabe que hay a patadas por ahí.
El día de hoy es tan tonto, que no hace mucho, he hecho un descanso con esta amiga y me he puesto a hablar con ella, pero tb con el perro del quiosquero de delante del trabajo. Una monada de perro la verdad, pero muy callado. No ha respondido a nada de lo que le preguntaba y sólo quería hacerme lametones en la cara. Luego, mientras seguíamos hablando han pasado por delante nuestro una pareja de unos 50 años que os juro por lo más sagrado que si llego a llevar el móvil encima les hago una foto y la cuelgo en este artículo para que me creáis si os digo que en realidad parecían dos extraterrestres de vacaciones otoñales en la Tierra.
La combinación de chaqueta americana del hombre tres tallas menos, los pantalones subidos hasta los sobacos a lo Steve Urkel, unos zapatos negros del abuelo de mi abuelo, y una camisa de franela a cuadros estilo leñador, pero, y ojo al dato, con la combinación de estos tres colores: rojo, verde pistacho y lila. Ella, con una falda arrugada horrorosa, una chaqueta azul marino de la comunión de su yerno, los zapatos de tacón dos o tres números menos (le salía el talón fuera del zapato) y una bolsa de la compra de colores y cuadrados de esas baratas con la cremallera encima que luego se pliegan a medida compresa. Pero lo mejor de todo no era el vestuario si no la cara de ir perdidos en la gran ciudad (lo cual no es cierto porque deben de ser del barrio, ya que no es la primera vez que la he visto a ella. Sin ir más lejos ayer me pasó por encima de los pies el carrito de la compra que arrastraba). Me ha recordado a esas pelis cómicas de serie B de ciencia ficción en las que unos curiosos y pacíficos alienígenas planean viajar a la Tierra para ver como viven los humanos y se intentan camuflar con sus ropas y cuerpos para pasar desapercibidos y en realidad todo el mundo se da cuenta que son de otro planeta sin sospechar apenas que en realidad es cierto que lo sean de otro sistema. Pues esa era la imagen que mostraban. Nos hemos reído, no por crueldad sino por el comentario que hacía mientras cruzaban la calle y luego nos hemos vuelto a subir al zulo para echar unas horitas de más antes de plegar.
Espero acabar el día menos tonto que cuando lo he empezado, y que mañana me levante con los dos pies a la vez sin tropezar, y que el Sol ilumine mi camino y la Luna me conceda el deseo que le pedí el otro día. Mientras tanto la recomendación para acompañar la lectura de hoy es el tema que da parte del título de este artículo y que pertenece al fantástico grupo Británico The Housemartins, el tema se llama Me and the Farmer. Y como dura poquito, apenas tres minutos, hoy os doy programa doble y os ponéis luego el temazo Cars & Girls de los Prefab Sprout.
Que el día os sea propicio y encontréis aquello que buscáis o deseáis con todo vuestro ser. Y si no es así no sufráis que todo llega y el tiempo siempre nos da la razón.
Ayer hablaba con mi mejor amiga mientras me tomaba un té chino con aroma de canela el cual estaba exquisito, mi amiga también claro, y su compañía aún mejor (espero si lee esto no se moleste y me deje los dientes tal y como los tengo, bien puestos y todos seguidos, no quiero tener la dentadura que parezca un piano). A lo que iba, le comenté que el domingo por la noche me puse una película en DVD del actor chino Jet Li, en concreto el film era Fearless (mirad de alquilarla en el videoclub –haya cada uno con su corazón pirata, la pata palo, el parche en el ojo, el loro y el eMule-). Está basada la película en una historia real de uno de los maestros en Wu Shu.
Hace algún tiempo escribí un artículo sobre filosofía Japonesa y el arte del Bushido, que obedecía a las lecturas que realizo del tema y que me apasiona cada vez más la cultura oriental (ya sea China, Japonesa, o Índia), el arte Zen, y la filosofía que hay detrás de las artes marciales. De esta búsqueda de saber que procuro mantener en constante evolución os puedo comentar para poneros en situación que el término chino para las artes marciales, es Wu Shu (Artes Guerreras). En 1928 esta denominación fue cambiando por Kuo Shu (Artes Nacionales). Y en 1951 volvió a denominarse Wu Shu de nuevo. En la Antigua China se exigían a los instructores ser Maestros en, por lo menos, treinta principios, antes de poder enseñar a sus alumnos. Hasta hace poco tiempo la enseñanza del verdadero Kung-Fu, era impartida por los chinos únicamente, dentro de los círculos esotéricos, políticos, familiares o sectas secretas; los blancos no podían entrar en estas asociaciones. De ahí a lo visto en Matrix han pasado en realidad pocos años aunque algunos piensen lo contrario.
Si podéis os recomiendo el visionado de esta película que os comentaba de Jet Li y entenderéis porque hoy os he soltado este rollo. Pero aunque tenga últimamente muy arraigada esa filosofía oriental de tranquilidad, serenidad y búsqueda del saber, sigo por desgracia teniendo un día tonto (a falta de una palabra mejor que defina esta engorrosa situación personal). Os puedo asegurar que aparte de mi ingestión ocasional de Cardhu, el resto de días realizo una combinación de líquidos sanos. A saber: Agua mineral, café, y de vez en cuando un buen té. Y los días que quedo con alguien después del trabajo o tomo una tónica o una cerveza (depende de la compañía). Así que la excusa, es que voy medio mamado, o me meto en el cuerpo sustancias ilegales, no cuela, como mucho aspiro grandes bocanadas de vida, eso que la gente no sabe que hay a patadas por ahí.
El día de hoy es tan tonto, que no hace mucho, he hecho un descanso con esta amiga y me he puesto a hablar con ella, pero tb con el perro del quiosquero de delante del trabajo. Una monada de perro la verdad, pero muy callado. No ha respondido a nada de lo que le preguntaba y sólo quería hacerme lametones en la cara. Luego, mientras seguíamos hablando han pasado por delante nuestro una pareja de unos 50 años que os juro por lo más sagrado que si llego a llevar el móvil encima les hago una foto y la cuelgo en este artículo para que me creáis si os digo que en realidad parecían dos extraterrestres de vacaciones otoñales en la Tierra.
La combinación de chaqueta americana del hombre tres tallas menos, los pantalones subidos hasta los sobacos a lo Steve Urkel, unos zapatos negros del abuelo de mi abuelo, y una camisa de franela a cuadros estilo leñador, pero, y ojo al dato, con la combinación de estos tres colores: rojo, verde pistacho y lila. Ella, con una falda arrugada horrorosa, una chaqueta azul marino de la comunión de su yerno, los zapatos de tacón dos o tres números menos (le salía el talón fuera del zapato) y una bolsa de la compra de colores y cuadrados de esas baratas con la cremallera encima que luego se pliegan a medida compresa. Pero lo mejor de todo no era el vestuario si no la cara de ir perdidos en la gran ciudad (lo cual no es cierto porque deben de ser del barrio, ya que no es la primera vez que la he visto a ella. Sin ir más lejos ayer me pasó por encima de los pies el carrito de la compra que arrastraba). Me ha recordado a esas pelis cómicas de serie B de ciencia ficción en las que unos curiosos y pacíficos alienígenas planean viajar a la Tierra para ver como viven los humanos y se intentan camuflar con sus ropas y cuerpos para pasar desapercibidos y en realidad todo el mundo se da cuenta que son de otro planeta sin sospechar apenas que en realidad es cierto que lo sean de otro sistema. Pues esa era la imagen que mostraban. Nos hemos reído, no por crueldad sino por el comentario que hacía mientras cruzaban la calle y luego nos hemos vuelto a subir al zulo para echar unas horitas de más antes de plegar.
Espero acabar el día menos tonto que cuando lo he empezado, y que mañana me levante con los dos pies a la vez sin tropezar, y que el Sol ilumine mi camino y la Luna me conceda el deseo que le pedí el otro día. Mientras tanto la recomendación para acompañar la lectura de hoy es el tema que da parte del título de este artículo y que pertenece al fantástico grupo Británico The Housemartins, el tema se llama Me and the Farmer. Y como dura poquito, apenas tres minutos, hoy os doy programa doble y os ponéis luego el temazo Cars & Girls de los Prefab Sprout.
Que el día os sea propicio y encontréis aquello que buscáis o deseáis con todo vuestro ser. Y si no es así no sufráis que todo llega y el tiempo siempre nos da la razón.
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